Las excusas son el camino más corto hacia el fracaso
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¿Eres de las personas que suele tener excusas para muchas cosas? Quiero que sepas que ante todo, no estás siendo honesta con nadie, principalmente contigo misma.
Puede que estés tan acostumbrada a dar explicaciones de por qué no hiciste tal o cual cosa, que creas que eso no es dar excusas. Las excusas pueden parecer razones racionales, y pueden verse como motivos para que no hagas algo.
Sin embargo, si no eres consciente y observas esa forma de actuar, pueden ser ellas las que te impidan lograr metas.
Por ejemplo, cuando aceptas a las excusas como razones por las que no puedes lograr lo que te has propuesto y, en lugar de buscar alternativas, te das por vencida.
¿Te suena familiar?
¿Te has encontrado alguna vez en esa situación? O quizás te encuentres haciendo eso en algún área de tu vida.
Analizando la diferencia entre quienes son maestros de las excusas y quienes no, he podido notar que quienes hacen “sin excusas”, logran metas, se equivocan y continúan, son quienes se responsabilizan por su vida y no esperan nada de otras personas.
Al contrario, las personas que siempre tienen un “lo que pasa es que…” como respuesta, suelen hacer malas elecciones, no logran avanzar, se creen lo que se cuentan. Y están rodeadas de personas iguales.
Estas personas pueden ser anclas en la vida de quienes sí quieren hacer. Cuando quieras comprender por qué alguien no te contrató, o por qué no te han elegido para algo, piensa si hay algo que puedes mejorar en ti.
No siempre va a ser así, pero haz una mirada crítica y amorosa sobre ti misma, analiza si hay algo que pudiste mejorar y cámbialo.
Por qué no ser honestas. Tal vez por ser amables nos ofrecemos a hacer algo con una persona, ya sea en el trabajo o en la vida, pero luego lo postergamos. Esto desvía nuestra energía para mantener la verdad a distancia mientras continuamos con una falsedad.
Pero cuando podemos asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos y expresarlos honestamente, con gentileza, la otra persona es libre de encontrar a alguien que sea más adecuado para acompañarla mientras nosotras somos libres de perseguir las cosas que nos gustan. Cuando podemos hacer esto, invertimos nuestra energía en construir algo positivo para nuestra vida.
Hay otra forma en que las excusas nos roban la energía, y está en el poder de nuestros pensamientos y palabras. Si nos encontramos en una situación, por ejemplo, en la que se nos pide una contribución financiera pero usamos la excusa de que no podemos pagarla, creamos y atraemos carencias y limitaciones a nuestra vidas.
Lo mismo ocurre con cosas aparentemente simples como fingir que no te sientes bien o cualquier otra mentira para salir de un compromiso. Podemos pensar que las excusas facilitan las cosas, pero complican las cosas con cortinas de humo y ante todo, van en contra de nuestra propia autenticidad.
por Paula Cabalén
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