¿Por qué fallamos y repetimos los mismos errores?
Los grandes problemas en la vida, aquellos que realmente importan, generalmente son el resultado de pequeñas situaciones
- Por Paula Cabalen para La Estrella de Panamá
Es común que los seres humanos pongamos foco en hacer, armamos listas de objetivos, sin embargo, muchas veces volvemos a repetir los mismos errores. Hoy hablo de una técnica basada en la filosofía oriental, llamada Lingchi, que permite descubrir por qué fallamos, y así no repetir los mismos patrones de conducta.
“Lingchi” es un término chino que se traduce en occidente como “muerte por mil cortes” y que hoy compartiré para comprender por qué fallamos.
Al mirar hacia atrás, a los desafíos de la vida, descubrirás que los fracasos personales generalmente no son el resultado de un solo problema. Más bien, los grandes problemas en la vida, los que realmente importan, son el resultado de pequeños problemas, aparentemente minúsculos, que permitimos acumular con el tiempo, año tras año.
Estos pequeños problemas apenas se notan. Pero cuando se toman en conjunto pueden conducir a una catástrofe. Se acumulan decenas, cientos de pequeños problemas y se convierten en grandes problemas. El desastre finalmente golpea, y experimentamos el Lingchi, “una muerte por mil cortes”.
Al meditar en este concepto y mirar hacia atrás te sorprenderás de cuán rica es la metáfora del Lingchi.
Los miles de pequeños errores que cometiste en la vida, pueden de repente ser obvios para tí. ¿Puedes ver la larga cadena de malas decisiones que finalmente condujeron a un fracaso u otro?
De hecho, tu capacidad para identificar los “pequeños cortes” diarios en tu vida es fundamental para desarrollar una comprensión de tus problemas y para permanecer lo suficientemente consciente de por qué están ocurriendo estos “pequeños cortes”.
Hablemos de dónde provienen los “pequeños cortes”.
Durante el establecimiento de objetivos, los cuatro vicios principales son: procrastinación. La procrastinación es el acto de retrasar tareas importantes que parecen demasiado difíciles de lograr en ese momento.
Las dudas: “No soy lo suficientemente bueno/a para esto”. “No puedo hacer esto”. La duda es una herramienta que debemos desechar.
La pereza: Cada vez que nos encontramos con un nuevo objetivo, inmediatamente tenemos dos sentimientos, uno que nos dice que trabajemos en pos de una meta, mientras que el otro nos pide que permanezcamos inactivos y que no gastemos energía.
El miedo a los objetivos: En el fondo, generalmente ya sabemos qué es lo “correcto” en cualquier situación. Sabemos qué acciones mejorarían nuestra salud, riqueza y felicidad. Pero nos encontramos en un ciclo interminable de malos hábitos y miedos.
Ten ánimo, medita sobre este tema.
Paula Cabalén
Mentora y ‘Coach’ de vida y negocios. Consultora estratégica. Conferencista. Escritora.
CEO y fundadora de Consultophy
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