Once estrategias que te ayudarán a poner límites
Establecer límites claros es un factor importante si queremos procurar nuestro bienestar mental y emocional
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Nuestra evolución se dio gracias al trabajo en equipo y la vida comunitaria, por lo que la mente humana intenta protegerse y aceptar las peticiones de los demás como un instinto de supervivencia, acompañado de temor al rechazo, pena o miedo a ser juzgado.
Establecer límites claros es un factor importante si queremos procurar nuestro bienestar mental y emocional.
Para saber poner límites es importante tener herramientas de comunicación asertivas bien aprendidas y claras, reforzar nuestro autoconocimiento y liderazgo personal.
Existen dos tipos de límites. Los externos, aquellos que son impuestos por normas, por leyes para convivir, por el mundo; y los internos, aquellos que nos ponemos nosotros, desde cómo distribuimos los ambientes de la casa hasta cómo nos escuchamos y hasta dónde dejamos entrar al otro.
Cómo poner límites claros.
Identifica cuáles son tus límites: es como cuando divides tu casa y colocas la cama en el cuarto, el sillón en el living, y decides que en la cocina pondrás el horno y cocinarás allí.
Conoce tus emociones: para poder poner límites es importante conocer qué te hace sentir bien y qué no. El enojo o la tristeza, el odio que te puede generar una situación. ¿Cómo se siente? ¿Qué pensamientos tienes? y, ¿qué te haría sentir mejor?
Quiérete y acéptate como eres: cuando comienzas a quererte, difícilmente permitirás abusos de algún tipo, eso lleva tiempo, pero es un proceso que vale la pena hacer.
Respeta tus propios límites: ¿eres de las personas que trabaja a pesar de estar cansada? ¿Que acepta cosas aunque no quiere? ¿Que tiene miedo a decir que no por temor a perder el afecto de alguien?
Respeta los límites de otras personas: cuando aceptas el límite de otra persona, aprendes a aceptar el tuyo y a hacer valer el tuyo propio.
Poner límites lleva tiempo: ten paciencia, lleva tiempo aprender a saber quiénes somos, qué queremos, y a soltar el apego de relaciones que hemos construido a través del tiempo.
Sé claro/a: comienza a expresar tu opinión y sentimientos de forma directa, por ejemplo, si te dicen, ¿quieres venir el sábado a cenar? No, gracias, quisiera descansar este fin de semana.
Tómate tu tiempo: si no sabes qué responder, puedes decir, por ahora no puedo responderte pero dame unos días y regreso a ti.
Jamás pierdas la empatía: Puedes utilizar respuestas como “entiendo que necesites ayuda, pero en este momento no puedo darte lo que necesitas”.
No entres en el juego psicópata del otro: si acostumbraste a las personas a decir que sí, o dar el descuento siempre, o dar tu tiempo, es posible que quieran hacerte sentir culpable del no. “Sé que te he dado tiempo gratis, pero en este momento no poseo el tiempo que tuve hace unos meses y debo dedicarme a generar ingresos, con gusto te ayudaría”.
Ofrece un plan B: cuando dices que no a algo, puedes decir que si de otra forma, por ejemplo, “no puedo hacerte ese trabajo, pero puedo brindarte opciones de personas que podrían ayudarte en este proceso”. Asi estarás diciendo que no con un sí.
Paula Cabalén
Consultora, ‘coach’ de vida y negocios
‘Speaker’ internacional, comunicadora y escritora.
CEO Consultophy