Transformarnos a través de la adversidad
“Todo lo que hay en tu vida se encuentra presente como un vehículo para tu transformación. Usalo.”
Ram Dass
En una entrevista para un programa de Radio de Panamá, en la que participo desde hace un par de años tocando temas de bienestar y liderazgo, Álvaro Alvarado, su conductor, hablé hoy de la paz y los conflictos, y como a través de ellos podemos transformar nuestra vida.
Ese fue el tema de la semana pasada en la Revista, por eso decidí sumar a ello lo siguiente: ¿cómo poder sacar lo mejor de nosotros cuando vivimos tiempos de adversidad? Cómo podemos reconocer qué vinimos a hacer, en vez de dejar que la catarata de información, noticias y energía del ambiente nos lleve puestos y nos quite las ganas de vivir, o de hacer cosas.
Estoy segura de que a lo largo de la vida todos nos encontramos con adversidades, problemas o como me gusta llamarlos “desafíos”.
Hacé la prueba, reemplaza la palabra desafío por la palabra problema cuando hables, y comenzá a ver qué te pasa física y mentalmente. Un desafío me invita a resolverlo, un problema puede hacerme sentir estancada.
Dentro de ese proceso, tomar a un problema o desafío como prueba para conocernos y aprender a resolver nuevos escenarios.
El contexto actual, el de una guerra, me hizo pensar estos días en ¿para qué estoy viviendo en este momento y viendo lo que veo?
¿Qué puedo hacer?
Lo primero en lo que pienso es en aprovechar el país en el que vivo, con acceso a comunicarme y no soy de las que está en medio de la guerra o cerca.
¿Qué puedo hacer desde mi lugar para ayudar? Además de aprender y compartir ese aprendizaje, entre otras cosas.
El mayor desafío que nos trae la adversidad es nuestra capacidad para manifestar. A medida que evolucionamos y nos expandimos, también lo hacen nuestras capacidades o dones. La transformación puede parecer un proceso complicado, y va a depender de la forma en la que elijamos.
Recuerdo cuando era chica y en la época de la Guerra de Malvinas, escuchaba un tema de un cantante local, León Gieco, que me hacía bien, me inspiraba, ponía mi piel de gallina. Esa persona, ese cantante, en medio de una situación de crisis sacó un tema inspiracional y cambió mi vida, usó su don para impactar positivamente en medio de una situación de adversidad. Y así tantos otros.
De esa misma forma, vos o yo podemos hacer lo mismo. Sea cual sea la situación adversa que nos convoque, podemos aprender y compartir con alguien cercano, y por qué no con el mundo nuestro don.
Para eso hay que estar atentos y percibir, muchas veces son las otras personas las que nos hacen enterar de los dones. Te doy un ejemplo, cuando era chica, mis amigos, compañeros y más tarde colegas, decían que yo tenía una increíble capacidad de escucha y que siempre se iban mejor de lo que llegaban luego de conversar conmigo.
Claro, hay excepciones, como en todo. Yo no era consciente de cual era mi don, o en qué era buena, porque tal vez no prestaba atención a eso.
Años más tarde, cuando trabajé en descubrir mi propósito, quedó mucho más claro para mi. Y lo que hizo que lo descubriera, fue un momento doloroso de mi vida, incluso me di cuenta de que me había preparado con una serie de momentos dolorosos que años más tarde me ayudarían para varias cosas de las que hoy hago.
Aquí van mi primeras preguntas hoy:
¿Cuál fue un momento de quiebre en tu vida? Ese momento en el cual tu vida cambió, a partir de un acontecimiento. Te invito a tomar nota.
¿Fue mas de uno? ¿Cuáles fueron los que recuerdas o los más importantes?
¿Qué ganaste a través de esa experiencia?
¿Qué perdiste a través de esa experiencia?
Transformarnos significa “sobrepasar las limitaciones que normalmente impone la forma”, tener una experiencia independiente de las circunstancias externas. No se trata de un cambio ligero, sino a un cambio desde adentro, siempre que estés dispuesto/a a realizar esa tarea.
Una vez que experimentamos una transformación, nos volvemos conscientes de que hay muchas más cosas. En mi caso, me hace sentir cierta exitación saber qué me depara el mañana, que hay más allá de lo que soy hoy. Me gusta conocer y descubrir más sobre mi y mi capacidad de transformación y sobre todo, de lo que puedo hacer para el mundo a través de ella.
Por esa razón, jamás pierdo el foco en aprender, crecer, transformarme cada día.
Hay una frase que me encanta y es:
“Crece tanto y transfórmate que quien hace tiempo no te vea tenga que conocerte de nuevo”
Cuando el crecimiento es intencional y consciente, todos podemos cambiar.
¿Cómo te hace sentir eso?
¿Qué aspectos no has visto aún de vos mismo/a y que de verlo, tendría un impacto altísimo en tu vida?
Michael Bernard Beckwith afirma: “Debes estar preparado para despojarte de tu Viejo yo. Debes estar preparado para olvidar tu viejo paradigma”
Dejar de merodear por los mismos lugares, las mismas personas y las mismas situaciones permite que ese cambio pueda hacerse en forma más libre.
Muchas veces es nuestro entorno el que no quiere nuestro cambio, están más cómodos con las versión que conocen y en ocasiones, les conviene. La pregunta es: ¿a vos te conviene? ¿Te está sirviendo? ¿Te es funcional?
Como en otoño, los árboles no retienen a sus hojas muertas, las dejan caer, y vuelven a renovarse en primavera. Es un proceso natural, como hablé en mi columna de la semana pasada, si tan solo siguiéramos las leyes de la naturaleza, nos transformaríamos constantemente sin frenar el proceso natural.
Si tomáramos la vida de esta forma, no esperaríamos a esos momentos de quiebre para realizar los grandes cambios.
En mi caso sucedíó así, y en la mayoría de las personas que se acercan a mi consulta también, algo, una situación determinada, les generó esa necesidad de cambio, pero una vez que descubren el saber de la transformación, jamás termina el proceso. Disfrutan de cada momento y dejan la frase: cuándo pasará esto? Ya que todo es pasajero: lo bueno, lo malo. Nada dura por siempre.
Sri Sri Ravi Shankar dice: La vida es como un rio: el agua fluye. No se detiene porque hay una piedra, sino que sigue su curso por encima de ella. Y, gracias a ese curso, incluso da forma a la piedra. Para ello necesita cierta perseverancia, paciencia, convicción de que el amor triunfará. Y siempre lo hará.
Cuando creemos que estamos separados y somos distintos de la energía universal, es cuando nos invade el estrés y cuando más nos alejamos de nuestro don. Podemos sentirnos insignificante, ahogados, celosos, infelices, mirar hacia fuera solo para sentirnos peor por comparación.
Hoy te invito a que mires tu grandeza, a que te sientas en gratitud por ser quien eres y a hacerte las preguntas que te dejé más arriba, y así descubras o refuerces qué estás haciendo con tu don.
Cree en vos. Si crees podrás lograrlo.
Hasta la próxima semana!
Artículo escrito para Revista Caras impreso el viernes 11 de marzo
Paula Cabalen
Coach de Vida y Negocios. Consultora estratégica. Conferencista. Escritora.
CEO y fundadora de Consultophy. Terapeuta holística. Points of You Country Leader