Elegir ser generadores de paz
Paula Cabalén para Revista Caras impresa el viernes 4 de marzo 2022
Ser generadores de paz es uno de los piropos más lindos que una persona pudiera recibir. Leía hace un tiempo en una cita y me encantó.
“Las guerras demuestran que no hemos concluido con la labor de nuestras almas” Mario Sabán
Estoy escribiendo este artículo a días de los primeros bombardeos en Kiev. Se me hace difícil en estos días desconectar de lo que está sucediendo entre Rusia y Ukrania.
Creo en que todo está conectado con todo, así como les compartí en el artículo de la semana pasada, y no podemos hacernos los tontos con esto.
Eso me invita a pensar y a preguntarme algunas cosas que quiero hoy compartir con vos, quien estás leyendo esto:
¿Qué debo aprender de esta guerra?
¿Qué puedo hacer?
¿Cuál es el mensaje que trae a mi vida?
¿Cómo puedo aportar algo que sume?
Leía hace unos días un mensaje de Mr.Rogers que decía que cuando era niño y veía noticias aterradoras en las noticias, su madre le decía: “mira a quien ayuda, siempre hay quien ayuda en esas situaciones”
Tener la mirada de “vaso medio lleno” de ver lo que sale de positivo de las personas y por qué no, convertirnos en eso, en personas que llevemos paz, tranquilidad, amor, y ayudemos desde donde podamos.
También es posible que no se te ocurra de que forma ayudar, la invitación en ese caso es: por que no ser generadores de paz en nuestra propia vida, en nuestro hogar, con nuestras relaciones, en eso que elegimos.
El mismo día que bombardearon por segunda vez en Ukrania, unos amigos que acababan de hacer check in en el hotel en donde decidimos pasar unos días de vacaciones me contaban que discutieron con un francés que quiso colarse en la fila.
El hotel era increíblemente bello, había mucho para ver, lámparas, sillones, almohadones, livings, y sobre todo agradecer estar en semejante sitio.
Sin embargo, su ingreso se vio empañado por una situación de pelea, nadie entendía el idioma, hablaba: uno en francés, el otro en castellano y otro en inglés. No se estaban comunicando, estaban descargándose.
Me invitó a pensar cuál es la relación que tenemos con el conflicto, y si lo sabemos aprovechar para crecer.
Uno de los cursos que imparto habla del conflicto como esos momentos incómodos de la vida que nos llevan al siguiente nivel. Esos momentos en los que estamos en desacuerdo, en los que se genera un choque de ideas, cuando se ponen a prueba los límites. Son inconvenientes, pero nos llevan al siguiente paso. Y tratar de evitar los conflictos es evitar la vida misma.
El verdadero conflicto está dentro de nosotros, la pregunta es, ¿nos permitimos reconocerlo, trabajarlo y apaciguarlo y/o sanarlo?
¿Qué haces ante un conflicto? Marca alguna de las opciones:
0 · Lo esquivas
0 · Lo tapas
0 · Lo enfrentas con la emoción que te despertó? (Enojo, tristeza, frustración, desilusión, etc)
0 · Lo trabajas
0 · Pides ayuda para resolverlo
Creo que el conflicto nos genera el desafío de hacernos preguntas que nos permitan pasar al siguiente nivel.
¿Para qué está sucediendo?
¿Qué puedo aprender de él?
¿Cómo puedo resolverlo usando otras formas que no haya usado antes?
¿Cuál es el resultado que quiero generar en mi vida? Y así elegir qué quiero sembrar, de acuerdo a lo que quisiera recoger más adelante.
Volviendo al ejemplo de mis conocidos, quienes me contaban la pelea mientras esperaban hacer su ingreso en el hotel, pensaba… el mismo día en que una guerra se desataba, tres personas se peleaban por ver quien estaba primero en la fila.
Eso me invitó a pensar, si desde lejos no puedo hacer nada, al menos sí puedo ser tomar consciencia sobre las emociones y los conflictos que generamos muchas veces por no saber gestionarlas.
No es mi intención minimizar esa situación, por el contrario, creo que nadie tiene que colarse, y tampoco debiera haber personas que acepten que otros los pasen por encima sólo por guardar su paz. Creo que es una excelente oportunidad para desplegar habilidades y resolver lo que la situación está trayendo. Y eso se sabe cuando conectamos con el malestar que nos genera.
Mi mentor Roberto Kertez me enseñó a usar el triángulo dramático para identificar las situaciones de las cuales debía alejarme no sin antes ser consciente de cuál es el rol que estaba ejecutando ahí.
El le llamaba el triángulo dramático. Tres puntas que conforman el triángulo: (P) perseguidor, (S) salvador, (V) víctima.
Esos roles sirven cuando la misión es real y acorde a lo que deben ejecutar. Por ejemplo: Un médico salva vidas. Un policía persigue malechores. Una persona a la que atropellaron, es víctima de un accidente de autos.
En los triángulos en los cuales nuestro rol no es real, generamos sin darnos cuenta, un circuito de triángulo que no es sano para nuestra vida.
Y la única forma de salir de esos roles es a través de la toma de consciencia y de la responsabilidad por nuestra propia vida.
Entonces, si sos de las personas que piensa que tiene que salvarle la vida a otros, eso en el triángulo te coloca en la punta del “salvador/a” es posible que vayas por la vida, sin querer, generando personas que se victimicen, cuando vos no puedas ayudarlas. O incluso, que se sientan inferiores a vos. Ya que en vez de enseñarles a pescar les estás dando los peces servidos.
Si sos de las personas que suelen ponerse en lugar de “víctima”, lo sabrás por cómo te hablas y hablas, por ejemplo: siempre me pasa a mi, me engañaron, no puedo hacer tal cosa porque me quedé sin trabajo, tuve que mudarme porque mi marido me dejó y tuve que vender la casa, etc… Eso te deja estancada en un lugar, y de acuerdo a como te hables, es como podrás salir adelante.
Cómo hacer para salir de ahí, con preguntas de las que hice al inicio. ¿Cuál es la oportunidad detrás de esta situación? Qué puedo hacer diferente? Desde el momento en el cual comienzas a darte cuenta de tu poder, dejas el lugar de víctima, para que le quede a la víctima real, quien sufre hoy la guerra, quien tiene un accidente, una enfermedad grave, etc.
Respecto al “perseguidor”, poner la energía en el otro en vez de uno mismo, hace que querramos cambiar el afuera. Al querer cambiar a otros, perdemos la energía que necesitamos para ser generadores de cosas en nuestra vida.
Nadie que no quiera por si mismo va a cambiar nada. Es imposible.
Como agente de cambio que considero ser, yo pongo a disposición mi experiencia, energía, información a disposición, y luego la toma y cambia quien quiere y se compromete con eso.
Vuelvo al inicio del tema y hoy te dejo una invitación a ser un agente de cambio que traiga paz, primero a tu vida, luego a tus seres más cercanos, y luego a cada lugar al que vayas.
Que lo que digan de vos sea: cada vez que se va, me quedo mejor que antes. Y no porque los salvé, sino porque mi energía los contagió.
Que tengas buenísima semana!
Paula Cabalen
Coach de Vida y Negocios. Consultora estratégica. Conferencista. Escritora.
CEO y fundadora de Consultophy. Terapeuta holística. Points of You Country Leader