Si quieres vivir en paz, habla tu verdad.
Para poder vivir en la verdad, es importante vivir una vida apasionada, sin apatía ni cansancio
- Por Paula Cabalen
Cuando comienzas a vivir una vida de verdad, algo sucede. Es posible que tengas que prepararte para decir cosas que pueden molestar a otras personas. Antes de hablar, exponer, comentar un tema, siente desde qué lugar vas a decirlo. Cuando hablo de verdad, no me refiero a la que está apegada al ego, a la que quiere salir y tener razón. Me refiero a aquella que sale desde lo que sientes y expones, sin necesidad de querer afirmar, solo exponer.
Es posible que en ese proceso descubras que los oyentes querían escuchar otra cosa; allí radica el desafío de decir o no la verdad. Si estás rodeado de personas que quieren escuchar cosas adornadas, y tú te conviertes en alguien que no dice lo que piensa solo para quedar bien, estás perdiendo quien eres. No te extrañes luego si vives rodeado de mentiras y engaños. Tú mismo estás fomentándolo a través de tus propias acciones por dejar de ser quien eres. En todo caso, aprende a decirlas.
Permite que las personas que te conozcan sepan que tienes algo que comunicar o transmitir, que no está sujeto a discusión, porque es lo que tú sientes y piensas, permitiendo que lo que otra persona siente y piensa tenga lugar también.
Para vivir en la verdad es importante vivir una vida apasionada, sin apatía ni cansancio. Una de las señales de que no estás viviendo en esa verdad es si continúas haciendo algo que no resuena contigo, o que ya no te inspira.
¿Cómo darte cuenta cuándo debes salir de algo que no te conecta con la verdad?
Estar todo el día haciendo cosas no permite espacio para sentir lo que tu cuerpo tiene para decirte. Tal vez hayas visto que cuando decides parar, el cuerpo comienza a hablar. Si escucháramos al cuerpo, diariamente, en vez de desoírlo tapándolo con acciones, él nos daría información necesaria para tomar decisiones y cambiar de rumbo si eso fuera necesario.
Algunas cosas que sirve poner en práctica:
- Haz una pausa diaria, respira durante unos 5 minutos en forma consciente.
- Mientras respiras, conecta con cada parte de tu cuerpo, lleva la consciencia a cada extremidad y órgano.
- Agradece el funcionamiento de tu cuerpo.
- Presta atención a cuál es la molestia que sientes e identifica en qué parte de tu cuerpo está la molestia.
- Revisa cuáles son tus pensamientos recurrentes, los que te traen malestar. Por ejemplo: comienzas a sentir ansiedad cuando piensas que no te alcanzará el dinero. O sientes endurecimiento del cuello cuando no estás adaptándote a lo que la vida está trayendo en este momento. O tus rodillas duelen y se traban, y tus pensamientos tienen que ver con miedo a avanzar en algo nuevo en tu vida.
- Repasa tus relaciones. ¿Cuán sinceras son? ¿Estás con quienes estás a gusto? ¿Estás sosteniendo algo porque no sabes cómo decir que no te sientes bien ahí?
- Identifica, en qué se parece lo que haces a lo que recibes.
Al escucharte cada día te convertirás en el mejor scanner de tu propio cuerpo y alma.
Puede suceder luego que tengas que adquirir la habilidad de poder comunicarlo, para que el ego no interfiera.
Muchas veces las personas no saben que si se hicieran esa pregunta, descubrirían que la mentira que tienen cerca tiene que ver con una mentira que ellas también están generando en sus vidas. Ya sea por continuar en un trabajo que no las hace felices, por apartarse de una situación sin decir lo que sienten o piensan. Por miedo al que dirán, y por creer que deben mantener relaciones de larga durabilidad con personas que no traen verdad a nuestra vida.
Si te expresas desde un lugar despegado del ego, del querer tener la razón, independientemente de que esas personas tal vez tomen a mal lo que escuchen de ti, estarás soltando la expectativa por el resultado, abriéndote a más verdades y relaciones sinceras, siendo honesto contigo y permitiéndole al universo que te acerque lo que es para ti.