Las personas no renuncian a un jefe, sino a lo que ellos representan en su historia no sanada
Muchas veces las personas proyectan en sus trabajos traumas y problemas que vienen desde su niñez, es importante explorarse y conocerse a sí mismo para superar etapas y problemas que pueden afectar el desempeño laboral.
Hay un título que anduvo circulando que dice así: “Las personas no renuncian a las empresas, sino que renuncian a malos jefes”. Y aunque hay muchos casos similares, también hay otros en los que los problemas que se padecen en el trabajo proyecta algunos traumas que las personas arrastran por años sin darse cuenta.
Descubrí primero a través de mi propio camino de desarrollo personal y luego a través del trabajo con mis clientes a través del coaching y de la consultoría que los problemas que tienen las personas en las organizaciones están relacionados a sus jefes, pero también a sus compañeros, colegas, personas con las que interactúan. ¿De qué forma? Ellos vienen a demostrar a través de proyecciones de la mente, situaciones de la vida no resueltas aún.
Sí, puede que digas, Paula estás loca, y no voy a seguir leyendo esto! Espera!! Puede que descubras algo. Te daré algunos ejemplos reales, sin nombres reales claro!
El caso de Juana:
Juana era alguien ameno, buscaba generar buen clima con sus compañeros de trabajo y tenía buena relación con su jefe. Ella tenía novio. Cada vez que su novio la llamaba, su jefe le pedía algo, ella cortaba e iba inmediatamente.
Su jefe pasaba y le decía: Juana, te veo tensa hoy, sin ella pedirlo, el comenzaba a masajearle el cuello. Ella se ponía cada vez más tensa, no sabía cómo decirle que la ponía incómoda.
Cada tanto él la trataba mal, luego se disculpaba. En ella fue generando una sensación de miedo, por sobre todo, miedo de perder su trabajo.
Un día, él le confesó que gustaba de ella. Ella le respondió, que ella no gustaba de él. A partir de ese momento, la relación cambió, el comenzó a tratarla peor.
Juana comenzó a intentar cambiar de sector, le gustaba mucho la compañía, y luego decidió irse ante la primera oportunidad de cambio que encontró. Al irse, habló de esto con Recursos Humanos. No le creyeron.
Juana, repitió esta historia en otra empresa, años más tarde, algo parecido. Ya para ese entonces, tenía recursos adicionales, hacía terapia y coaching. Supo qué responder, decidió irse, no sin antes decirle a quien correspondía que no estaba dispuesta a soportar ese trato. Fue clara, puso límites.
Hablando con Juana, le pregunté: ¿Quiénes en tu vida han hecho eso contigo?
Juana se dio cuenta de que su madre era así. Que cuando ella estaba bien, y Juana hacía lo que ella quería, el clima hogareño era estupendo, pero cada vez que Juana quería salir, o pedir algo, la respuesta era un no, y se le trataba mal.
Al trabajar este tema en su terapia, Juana se dio cuenta que en sus jefes encontraba patrones familiares inconscientes. Al reconocerlo, y comenzar a sanarlo en ella con nuevos hábitos, poniendo límites, no aceptando malos tratos en su entorno cercano, no volvió a repetir esa situación en su siguiente trabajo.
El caso de Pedro:
Pedro trabaja en una Pyme como gerente de un área. Su jefe es alguien que se maneja dando órdenes, diciendo lo que hay que hacer, mostrando poco eso como ejemplo.
Pedro vivía estresado, sobrecargado de tareas, cada vez agarraba más y más cosas, porque sentía la necesidad de la aprobación de su Jefe. Pedro le mandaba las planillas que había hecho, y su jefe no las revisaba.
Pedro proponía cosas, y su jefe no le daba la importancia que el creía merecer. Pedro lo daba todo, pero para su jefe siempre faltaba la milla extra.
Pedro comenzó a desmotivarse y albergó ganas de irse, pero era el único sostén de familia. Trabaja cerca de su casa, tiene chicos pequeños y sus padres que viven cerca. Pensar en un cambio laboral lo angustiaba y comenzó a tener ataques de pánico.
Comenzó a hacer unas sesiones de coaching para aprender a meditar, valorar el momento presente y fijar metas, aprender a manejar su tiempo.
Resulta que Pedro comenzó a responder a nuevas preguntas propuestas por el coach, algunas de ellas eran: ¿Cómo se te ocurrió estudiar lo que estudiaste? ¿Te gusta lo que haces? ¿Cuál es tu momento para ti?
Comenzar a responderlas trajo en él algunas respuestas. Resulta que Pedro desde muy pequeño, llevaba a sus hermanos y primos al colegio, desde chico tenía responsabilidades que no correspondían a su edad. No podía equivocarse, comenzó a crecer con la necesidad de dar y dar para que lo quieran en su casa.
Esa sensación, era la misma que vivía con su jefe en el trabajo. Cuando le pregunté de dónde creía que venía, recordó a su padre, estricto, y así era su padre con su madre también.
Pedro actuaba como de la misma forma que lo hacía con su padre, pero ahora con su jefe.
Aprendizaje:
El jefe, compañeros, colegas, clientes que nos tocan en el trabajo, ejercen en nuestra vida un rol, que despertará en nosotros emociones conocidas pasadas. Muchas veces, al reconocer esto y trabajarlo internamente, de la mano de un profesional, la vida de la persona comienza a cambiar, sin necesidad de que cambie de trabajo. Aprender a comunicar mejor, a poner límites sin enojarse ni angustiarse, a valorarse y pasar más tiempo de calidad consigo mismo y su familia. Y lo mejor es que, en el trabajo también se rinde mejor.
“El carácter es la suma total de todas las elecciones diarias”: Margaret Jansen
Elige tus nuevas elecciones hoy, que te sacarán en un tiempo del lugar en el cual estás.